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Cómo pueden los traductores académicos ayudar a los investigadores con sus proyectos de traducción académica

Los traductores y editores académicos que se especializan en diversos campos pueden convertirse en una parte inestimable del proceso de publicación.

Un académico asiste a una conferencia

Este blog se basa en una presentación de Avi Staiman, CEO de Academic Language Experts, en la conferencia Elia's Together 2018 en Atenas, Grecia.

El objetivo: preparar una investigación para su publicación

Los investigadores académicos quieren publicar sus trabajos en revistas de renombre de la manera más rápida y eficiente posible. A fin de lograrlo, muchos de ellos confían en que editores y traductores académicos puedan ayudarlos a preparar sus investigaciones para la publicación. Como proveedores profesionales de servicios de edición y traducción científica, nuestro objetivo debe ser convertirnos en una parte inestimable del proceso de publicación. No obstante, para garantizar que esto suceda debemos entender todo el proceso (incluidas aquellas etapas en las que no estamos directamente involucrados). Una vez que aprendamos y desarrollemos nuestras habilidades y entendamos nuestro papel en el entorno de la publicación, podremos efectuar una contribución significativa y convertirnos en asociados a largo plazo.

El perfil del cliente: escéptico y perfeccionista

Los investigadores académicos desean publicar sus trabajos en foros académicos de prestigio por diversas razones. En primer lugar, quieren maximizar el impacto de sus investigaciones y asegurarse de que lleguen a un público global. Además, el desarrollo profesional y la promoción de los académicos dependen a menudo de la frecuencia y calidad de sus publicaciones, revisadas por pares. Por lo tanto, tienden a ser perfeccionistas no solo sobre lo que escriben, sino también con respecto a cómo escriben.

Los eruditos que necesitan escribir o publicar en un idioma extranjero están en una particular situación de desventaja, y este sector constituye la mayor parte de nuestro trabajo (principalmente, anglohablantes no nativos). Los investigadores suelen ponerse nerviosos porque no saben si el traductor o el editor entenderán lo que han escrito y, por lo tanto, si lo transmitirán de manera precisa y elocuente (es posible que tampoco entiendan cuán difícil resulta conseguirlo). Asimismo, los académicos pueden no sentirse totalmente seguros al corregir el trabajo ellos mismos y al confiar en colegas o amigos que expresen su opinión. En definitiva, quieren que el editor de la revista quede favorablemente impresionado por sus investigaciones y confían en nosotros para que los ayudemos a lograrlo.

El desafío: aligerar la carga

La duración de un proyecto de investigación puede extenderse a varios años y, a menudo, el rol del editor o del traductor empieza solo una vez que el manuscrito está completo. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que los editores y los traductores académicos generalmente ingresan en una etapa en la que el trabajo de investigación y la redacción ya han finalizado, pero el artículo aún no ha sido aceptado por una revista específica. De hecho, muchos estudiosos preparan sus investigaciones sin siquiera saber adónde las enviarán.

Independientemente del destino final, los ensayos académicos son generalmente sometidos a un exhaustivo proceso de revisión por pares, durante el cual se los juzga en función de una serie de criterios diferentes. Uno de los componentes más importantes de cualquier artículo es la calidad de su escritura: ¿Es claro y coherente? ¿El lenguaje utilizado no solo es gramaticalmente correcto, sino también elocuente y persuasivo? ¿Captarán los lectores los matices de los giros idiomáticos o las expresiones peculiares? ¿Hay referencias culturales que deben ser adaptadas al público de destino? El abordar estos problemas con confianza aligerará la carga para nuestros clientes y hará que nuestros servicios sean inestimables.

El proceso: plantear preguntas y hacer la tarea

Cuando los investigadores se comunican con nosotros para que trabajemos con sus manuscritos, es importante que aclaremos exactamente en qué quieren que los ayudemos. ¿Necesitan solo traducción y edición lingüística, o también desean que presentemos el artículo de acuerdo con una guía de estilo específica? La respuesta a esta pregunta puede depender de si han elegido una revista con anticipación o si solo lo están decidiendo ahora.

Además, ¿quieren que nos "ensuciemos las manos" y usemos nuestra propia licencia creativa para mejorar el flujo y la sintaxis en el idioma de destino? ¿O deberíamos ser más conservadores y mantener la estructura y la sintaxis del texto original en la mayor medida posible? ¿Es necesaria una investigación adicional para garantizar que las fuentes sean citadas en el idioma correcto o que se utilicen los títulos correctos de los libros mencionados? Este trabajo de fondo nos ayudará a aclarar exactamente qué espera el académico, para que podamos planificar y cotizar en consecuencia.

La solución: especialización y valor agregado

Nuestra función como editores y traductores académicos (o editores de los autores) es aventajar a nuestros clientes gracias a nuestra familiaridad con el proceso de publicación. Todo empieza con la selección de un campo (o campos) de pericia o especialización. Esto nos exige decidir cuidadosamente con qué campos estamos más familiarizados o con cuáles disfrutamos más, y luego enriqueceremos nuestro conocimiento mediante el aprendizaje de teorías académicas, terminología y literatura específicas. A grandes rasgos, debemos centrarnos en un solo par de idiomas y no ofrecer servicios en idiomas que no dominamos por completo. Además, debemos saber qué guías de estilo son habituales en nuestra especialidad y asegurarnos de que las dominamos.

El conocimiento especializado, combinado con la comprensión del proceso de publicación, infunde a nuestros servicios un "valor agregado" genuino. En lugar de ser simplemente  traductores o editores genéricos, ahora somos expertos en nuestro campo y asumimos la función de asesores. Este proceso no ocurre de la noche a la mañana, pero tampoco lleva necesariamente muchos años. La aptitud para la lengua y la escritura, la atención a los detalles y la pasión por la investigación y la erudición son la fórmula perfecta para los estudiosos que quieren contratar a un experto en idiomas.

 

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